HERMANAS MISIONERAS SCALABRINIANAS
HERMANAS MISIONERAS DE SAN CARLOS BORROMEO SCALABRINIANAS
La Congregación de las Hermanas Misioneras de San Carlos Borromeo – Scalabrinianas, fue fundada por el obispo San Juan Bautista Scalabrini, en Piacenza – Italia en el 25 de octubre de 1895, y tiene como cofundadores a los hermanos: venerable Padre José Marchetti y Beata Assunta Marchetti.
El carisma congregacional nació en el momento de la gran emigración italiana hacia las Américas, a fines del siglo XIX. Como la palabra latina “Humilitas”, elemento determinante en la vida del Fundador, quien a su vez la había recibido de San Carlos Borromeo, el patrono, elegido por él, para la Congregación. De este escudo las hermanas Scalabrinianas aprenden a ser humildes siervas, celosas hermanas de los migrantes y refugiados.
MISIÓN CARISMÁTICA DE LA CONGREGACIÓN
La misión es el servicio evangélico y misionero a los migrantes y refugiados, especialmente a los más pobres y necesitados. Nacida en Italia, se expandió, inicialmente, en Brasil y luego en Europa (1936), en América del Norte (1941) y, en los últimos años, en varios países de América Latina, África y Asia. Las Hermanas Scalabrinianas consagran su vida a Jesucristo, según las exigencias del carisma.
Las Hermanas Scalabrinianas, a lo largo de la historia congregacional, se han dedicado y continúan sirviendo a través de la educación, a la acción socio-pastoral, al servicio de la pastoral de la salud, de la catequesis, y especialmente a favor de los migrantes y refugiados más vulnerables.
Fieles al carisma y atentos a los desafíos de la movilidad, las hermanas Scalabrinianas acogen la propuesta de la Iglesia, poniéndose al servicio de los implicados en el drama del fenómeno migratorio, siendo signo de la ternura de Dios y testimonio particular del misterio de la iglesia.
ESPIRITUALIDAD DE LAS HERMANAS SCALABRINIANAS
La espiritualidad Scalabriniana es un don de Dios a la Iglesia, no sólo algo íntimo para las hermanas, sino como un perfume que se expande cada vez que alguien sirve. Las Normas Constitucionales de las Scalabrinianas afirman que la espiritualidad es: Cristocéntrica en perspectiva trinitaria y se alimenta principalmente de la Eucaristía, la Palabra de Dios, la devoción a María y los llamados de los migrantes, siempre en vista de la expansión del Reino de Dios en el mundo de la movilidad humana.